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Parcera




A veces la vida nos mete unas sacudidas las hp, y reaccionamos un poco tarde, otros de inmediato y a otros nos da tiempo de digerir un poco las cosas y actuar de la mejor manera posible.


Julio 2021

Cuando el neurocirujano me dice que lo acompañe a salir de la habitación, sospeche que no eran las mejores noticias… recuerdo, que me enseñó la tomografía que le realizaron a mi mamá y se veían perfectamente los tres tumores, en especial el que le estaba aprisionando el lugar del hemisferio izquierdo; entonces me explicó: que por eso estaba perdiendo el habla, que el otro tumor, estaba en la parte del movimiento y prácticamente el otro dejó de importar, no estaba tan mal situado como estos.

Él se levanta de la silla, me toca el hombro y me dijo lo que no quería escuchar:

-si fuera mi mamá, no le haría nada, la dejaría tranquila, que disfrute lo que le queda, con mucho amor y respeto se lo digo. Y me pregunto si le iba a contar lo que sucedía.


Obvio, a mi parecer, tenemos el derecho de saber que nos pasa, ingresé a la habitación. Ella estaba con los ojitos aguados, ella lo presentía, porque los sabios son así, me miro y me dijo:

-Todo va a estar bien.

La miré, me sonrió, me estiró la mano y me acosté a su lado.

-ma, estos tumores son grandes, y te aprisionan lugares importantes del cerebro, los que hacen que uno se pueda mover y hablar… sentí que suspiró…

-el médico me dice, que es un riesgo hacerte una cirugía, porque puedes quedar del todo sin habla y sin moverte, su recomendación es que vivamos. Igual me pidió que esperáramos a ver, si el oncólogo podría ofrecerte algo.


El oncólogo le dio una esperanza, eran unas radiocirugías, que lo que realmente atacaba eran los tumores. Cuando se tiene la esperanza de vivir, de ver crecer un poco a los que amas, uno se aferra a cualquier probabilidad que estén dando, quizás no importe el dolor, la creencia y mucho menos lo que sucederá después. En ese momento ya no tenía nada que perder. en cinco días fueron cinco radiocirugías y en palabras del doctor: "le achicharronaron la cabeza", una mujer valiente, resaltaba, pero fue en vano. La vida ya tenía su fecha en el calendario.


Agosto/septiembre 2021

Era fácil relativamente llevar la enfermedad de mamá, ella tomó la decisión de quedarse acompañada de sus hermanas, se instaló en el segundo piso, tenía a su merced un ejército que la cuidaba, no podía insinuar que quería algo porque lo tenía inmediatamente. Sobrinas que eran las enfermeras personales, ni tenía que levantarse de la cama para tomarse las pastillas, sus charlas en el balcón se fueron acabando lentamente, pero eso sí, compañía siempre tenía. Entonces para mí, era fácil coger el teléfono llamar, me daban un reporte de cómo estaba mi mamá, y cuando podía iba, la visitaba, estaba con ella y luego regresaba a mi realidad, una realidad que al principio se me dificulto entender, porque sentía un rechazo de su parte, pero luego comprendí, que ella estaba despidiéndose de los que toda su vida fueron su compañía y apoyo. A mí parecer, fue su manera de expresarles lo importante que fueron en su vida, diciéndoles quizás, que a pesar de las circunstancias ella seguía ahí, con ellas. La mayoría de veces que hablaba con ella, la invitaba a mi casa, pero su respuesta siempre fue no, que ella estaba bien. Y poco a poco, iba perdiendo aún más el habla y la movilidad de su parte derecha.


Octubre 2021

Fin de semana, llegue donde las tías, dispuesta a quedarme ese puente; pero cuando salude a mi mamá, me dijo:

-Vayámonos para su casa

Nene, mi prima me miró, me dijo: aproveche. Y en cuestión de minutos, estaba todo listo.

Creo que mi mamá, sabía que no regresaría, porque cuando logramos montarla al carro, todos estaban en el balcón despidiéndola con lágrimas, ella alzó su mano y lloró. Durante el camino, trataba de manejar lo más suave posible, para que no le incomodara nada, y en los silencios se escuchaban sus suspiros. Ella andaba triste, ¿pero yo?, yo estaba feliz, era mi momento de demostrarle mi amor y mi capacidad para cuidarla, en el fondo, creo que lo dudaba, porque siempre me decía que no tomaba nada en serio, que todo lo mío era recochando, pero lo que no entendía, era que cuando estaba a su lado me volvía su niña.


Durante el mes y medio que mi mamá, estuvo en mi casa, me di cuenta que fuimos afortunados con el cáncer cerebral, porque nunca sintió dolor, nos dimos cuenta de los tumores, debido a la pérdida del habla, algunas respuestas de los médicos que visitamos antes fueron: afasia, la edad o la más común últimamente, decir que son secuelas del covid. La vida nos tenía preparado un camino lleno de aprendizajes con ella, el vació que se siente a veces es tan grande, que siento que no hay consuelo en nada, y ese vació se va llenando poco a poco, cuando recuerdo sus charlas, consejos, largas conversaciones, las risas y en especial esos ojitos que al final fueron su medio de comunicación.


Noviembre 2021

Uno como le explica al corazón que perderá su madre, que las tomas de café acompañada se acabaran y que no estará a tu lado cuando la necesites, destruida, desolada, me sentía indefensa, y sentía por ratos como si el alma saliera de mi cuerpo a recorrer los recuerdos a su lado, entonces me limpie las lágrimas, enderece mi corona y, a disfrutar lo mucho o poco que me quedaba a su lado.

Empezó la cosa complicada, y lo digo así, porque en la vida nunca fui lo suficientemente valiente para ayudar a un enfermo, pero ahí estaba ella indefensa, recordándome que toda su vida fue fuerte, sabia, guerrera y que era mi momento de demostrarle mi amor.


Durante este proceso, estuvimos rodeadas de Ángeles, de esos se camuflan entre la gente, para ayudarte, para consolarte, para hacerte sentir que todo pasa y que las cosas estarán bien. Ángeles llamados familias, entonces uno a uno, se fue despidiendo, agradeciendo. Porque después que su oncólogo me cito a solas, las cosas cambiaron, él me dijo:

-máximo serán cuatro semanas, llame a los que crea que necesita hablar con ella, que la soben en la cama y no un ataúd, que la llenen de besos, abrazos y que esté tranquila, ella, mi Leidy, cerrará la boquita y te darás cuenta que ha llegado el momento, no la obligues hacer cosas que no quiere, con la comida, el baño, el cambio de ropa. Muévala cada dos horas, cuídala de las heridas, y cuando cierre la boca, que no quiera comer nada, ni los medicamento, vas a coger un algodón con agua y le soba los labios, con eso es suficiente, los pacientes no se mueren de hambre, el cuerpo es tan lindo que el mismo guarda unas encimas para no sentir hambre, cualquier cosa me escribes… toma sécate las lágrimas y vaya abrazala, que tendrá mucho tiempo para extrañarla, me la saluda.


Días anteriores, el médico paliativo, nos había dicho que faltaba poco, pero no quiso dar fecha, no sé, si era porque ahí estaba mi mamá, o en realidad no sabía, pero sí sé, que ese día mi mamá entendió que moriría. La chillada fue la hp, con ahogos, con mocos, con desespero, no se cuanto tiempo paso, pero ahí estaba ella, asumiendo lo que iba ser su última batalla, ella la aceptó, sin quejas, sin reclamos, con la corona derecha; me miró, me estiró la mano, me jaló, me abrazó, me limpió las lágrimas y me sonrió.


El 19 de noviembre, cerró la boca. Decidimos llamar al sacerdote para que le aplicara los santos oleos, la verdad había evitado eso, no sé, si por miedo o porque en realidad no quería que le hablaran del infierno, de los pecados, de las cuentas pendientes; de eso creía que le hablaban, pero ese padre, fue un ángel más, parchado, como si nos conociera de toda la vida. David, cuando lo recogió le hablo de la situación y lo entendió a la perfección, nos pidió cinco minutos con ella, y en realidad fue tan bonito, algo tan tranquilo, como si la presencia de Dios llegara en ese momento, a tocarnos y aceptar sus designios:

- ¿quién quiere comulgar por ella? Preguntó el padre.

- yo. Contesté.

-venga para acá, venga usted también David. mijo, los vuelvo a bendecir.

Ese día, estábamos de aniversario, 10 años de casados, y en una de las tantas conversaciones con mi mamá, le decía:

-cuando cumpla 10, me volveré a casar como sea.

-no diga eso grosera, como sea no, si Dios lo permite; no se mueve la hoja de un árbol sin su aprobación.

-Entonces me vuelvo a casar a los 10, con la ayuda de Dios. Conteste.

Y así fue, el padre nos bendijo nuestra unión, con beso y todo. Cuando la voltee a ver a mamá, tenía una lágrima en su rostro, era como si me estuviera diciendo lo lograste y estoy feliz por ti.


Desde ese día, cada día, me daba miedo ir a su habitación, sentía que la iba a encontrar muerta, era horrible sentir esa sensación, una incertidumbre llena de miedo, cada movimiento raro me asustaba, prepare todo el teléfono de la policía a la mano, del médico, de la funeraria, pensaba cada instante que iba decir, cómo lo iba a decir, cómo tenía que ponerla, que le iba a poner, hp maquinaba todas las noches algo diferente, porque me imaginaba cada situación que podría pasar, creo que ella me preparó para ese momento, porque su tranquilidad, su fuerza, hizo que aceptara el proceso con amor, aunque no niego que después de su muerte he sentido rabia, enojo, impotencia, frustración, injusticia, pero no vale de nada, al final solo quedan los recuerdos y eso realmente son los que me importan.


30 de noviembre

Día, que Dios hizo su llamado... después de rezar su coronilla, con la misma devoción de siempre, inicio a respirar fuerte. Nene, me alerta de lo que esta pasando al llegar de recoger a los niños.

-la tita esta en el cielo.fue lo que dijo Joaquín, cuando entramos a la casa.

Los lleve a mi cuarto, y les dije:

-el que se quede más tiempo dentro de la pieza, se gana un regalo de Dollar City.

Salí corriendo para donde mi mamá, Nene la monitoreaba pero su cara me decía que todo estaba listo, así que fui corriendo a encender una vela, y dije:

-Señor, a ti te la entrego como en mi sueño.


Ah, es que ese día al levantarme le dije a David:

-Amor, hoy muere mi mamá. Soñé con ella se estaba despidiendo, en el mar nos encontramos con un señor barbado, como hippie, y me pregunto que le pasaba a doña Avelina, y furiosa le contesté, que como no sabia, que todos sabían que tenia un cáncer y que estaba muriendo, ese señor la abrazo muy fuerte, luego seguimos caminando y doña Ludy, la dueña de la cabaña, le dijo seño quédese a comer el consomé y ella contestó -no tengo tiempo, y salimos caminando por la orilla del mar. Amor, mi mamá se me estaba despidiendo. Entendí luego que ese Hippie, era Jesús.


Ingrese al cuarto, puse en mi celular la canción Amen de Ricardo Montaner, me arrodille, agarre su mano, no sé, si ella me apretó, o era lo que yo quería sentir en ese momento, pero me apretó, suspiro y no volvió a respirar. Miraba a nene, para que me lo confirmara, pero ambas preguntábamos ¿ya?. En el inconsciente o en la esperanza que uno guarda, ve que se sigue moviendo el pecho, el estomago, pero no, es lo que quieres ver, mientras aceptas que murió. Le di un beso, y le dije:

-Sonría, como le enseñe. Y juro que sonrió, otra cosa que quería ver.

Cada que le tomaba una foto, dos o tres años antes, me decía:

- ah que fea. No me gusta.

-Ma, es que las fotos bonitas es cuando uno sonríe.

-no sé, sonreír.

-Ma, junta los diente y sonríe sutilmente. O diga pollito.

Entonces cada que había una foto, siempre le decía:

-Sonría, como le enseñe y sonreía desde el corazón.


Iniciaron los protocolos pertinentes para la ocasión, llamar a contar, escoger lugar, hora y ataúd, para el último adiós, me pareció bonito e interesante que la funeraria cuando llego, saco un cuestionario, preguntas de como quieres que quede, si cepillan el cabello, si echan escarcha en los ojos, si quieren que resalten algo, crespos, liso, si hay que ponerle algo postizo, me pareció muy chévere, ademas que siempre se refirieron a ella como tu ser querido, fue un respeto inigualable, Gracias funeraria La Esperanza, el servicio y la atención hace que sea un poco menos doloroso, porque siempre me hablaron de tu ser querido, obvio, me imaginaba que me iban a decir, ya vamos `por el cuerpo, por el muerto, por el fallecido, pero no, me dejaron mamando. Ellos tienen claro que fue un ser querido.

Luego llega el momento duro de verla salir, en una bolsa negra, el hp traje feo que uno puede vestir, pero que mas, así es. Entonces a buscar pinta, llegar a la sala de velación, y recibir la gente, tal cual una fiesta, pero triste, saludar, agradecer, saber quien te acompaña, dar besos, reconocer a familia de esa que solo se ve lastimosamente en velorios, pero, creo que estaba tranquila, me disfrute esos 15 minutos de fama, y me atrevo a llamarlo así, porque ese día me sentí importante, todos me daban sus condolencias, me abrazaron, respetaron mi dolor, y lo agradezco enormemente porque eso ayuda.

-¿se va despedir? Me pregunta un primo

-No, a mi no me gusta ver muertos.

-¿Herma, no la visto? es la mamá. Me dice mi hermana Natalia.

Hp, si era mi mamá. Cómo me iba a quedar con la duda, y creo que gracias a esa imagen a través del vidrio, es que hoy por hoy, entiendo que no esta. Entonces cogí fuerzas, la vi, le eche la bendición y pa la misa. Decidí a última hora, leer algo para agradecer la presencia de todos y en especial lo que había sido su vida en la nuestra, y a cremarla… hasta ahí creo que las fuerzas aguantan, pero cuando abren esa pared, y vez lentamente como se traga a tu ser querido, las piernas se vuelven gelatina y el alma como que se desespera, el corazón se para por momentos, y tu fuerza se acaba, ahí es permitido sacar el dolor, uno se derrumba ante Dios, y termina cansado, agotado, desolado. Se los juro que todo eso fue relativamente fácil, lo doloroso es cuando continuas con tu vida, suceden cosas y quieres contárselo y te enfrentas con tu nueva realidad. Eso, eso es lo hp.








Mis  Garabatos
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Tres hombres, tres seres únicos e irrepetibles. Cada uno con una personalidad arrolladora.

Cuando teníamos solo a Pablo, creíamos que no podríamos amar igual, pero con la llegada de otros dos, entendimos que el amor sigue intacto por él.

Que Emilio y Joaquín; también tienen un lugar privilegiado en nuestros corazones, y que el amor es tan grande que se puede mil veces multiplicar, sumar, pero nunca dividir.

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