Déjame
- Leidy Ruiz
- 25 sept 2019
- 3 Min. de lectura

-¡Ya! te lo dije mil veces, aléjate de mí, no soporto tu presencia, no puedo respirar tú mismo aire, lo de hace tiempo fue un error ¡entiéndelo de una vez! No puedo hacer lo que tú pretendes, quiero darme la oportunidad de ser feliz, disfrutar cada cosa, y contigo no lo puedo lograr.
No te quedes callada, mírame, escúchame por favor, entiéndelo, cuando te digo que te marches, es porque así lo deseo.
Recuerdas, cuando quería pararme de mi cama e intentarlo, pero aparecías y de nuevo, llanto, ansiedad, dudas, rencores baratos y solo risas burlonas de tu parte. ¿No lo recuerdas?, donde te suplicaba que ya era justo, que no me hicieras daño, que te quería lejos, pero por más que corriera, estabas ahí, a donde mirara como mi sombra, como esa maldita conciencia que no me dejaba ser. Muchas veces tome la decisión de alejarme, y amanecía estupenda con la frente en alto, y nada me perturbaría, hasta que con tu miraba, me hacías agachar mi cabeza, me hacías sentir culpable de cosas que pensaba, de las cosas que me gustaban y nuevamente me doblegaba a ti, sin pensar siquiera en lo que estaba anhelando, hasta hoy. ¡Te lo juro que hasta hoy!, permito que me abraces con esos brazos fríos y helados, que lo único que me hacen sentir es miedo, ganas de huir, de querer desaparecer. Me niego a volver a mirarte, y que con tus ojos me demuestres lo miserable que un ser humano pueda llegar a sentirse, me niego a caminar de tu lado, me niego a vivir contigo, me niego mil veces me niego a sentirte nuevamente, me niego a que me manipules y que deje de brillar solo por ti.
De ahora en adelante, negare tu amor, tu presencia. ¡Por favor! Entiéndelo de una vez y déjame, déjame ser yo, tu presencia es fría, oscura, tenebrosa, das miedo, das lastimas, das asco.
Si eso es lo que tú quieres, lo voy hacer,no por ti, por mí, por librarme de una vez por todas, de tu presencia, pero antes tienes que jurarme, que será la última vez, que te veré en mi habitación, tienes que jurarme, que me dejaras en paz, no más búsquedas, debes prometer que no me seguirás donde vaya, me tienes que jurar por Dios, que es la última vez juntos, porque ¿sabes?, debo confesar que nunca disfrute de ti, nunca me gusto la manera como mirabas, me tocabas, nunca disfrute de tu presencia en mi habitación, y ¿Sabes porque? Porque, no te soporto, soy infeliz a tu lado, tiemblo de miedo y no de felicidad, soy joven y no tengo porque doblegarme a ti; no puedo entender como haces cada vez, para convencerme de caer en tus brazos, en tus ideas y que estés constantemente en mi pensamiento, de cada vez salir corriendo tras tuyo, sabiendo que me haces tanto daño.
Júrame por mí, que dices que soy lo que más amas,que esta será la última vez que visitas mi habitación ¡Júramelo!, que me dejaras, y entenderé que puedo ser feliz, y no seguir cubriendo con amargura a mi familia.
Detrás de la puerta de ese cuarto, estaba ella perpleja por todo lo que escucho, nunca pensó que su pequeña se sintiera así, nunca vio que su hija, se sentía tan miserable, nunca pensó que se estaba dejando manipular, pues la cara que su chiquita mostraba algo diferente, era radiante, siempre tratando que todos estuvieran bien. Sollozaba, limpiaba las lágrimas que caían en su mejilla, quería ayudarla, pero no sabía cómo, hasta que escucho el chillido de la silla cuando la arrastran, sintió el sonido del lazo cuando se amarra; trato de abrir la puerta pero estaba asegurada, así que con todas las fuerzas que una madre puede tener, cuando un hijo está en problemas, derribo la puerta, la cogió en sus brazos, logro bajarla de aquella viga fuerte que sostenía su techo, la abrazo; su pequeña la miro y dijo:
- Déjame, déjame hacerlo es la única manera que puede desaparecer de mi vida.
Su madre perturbada, observo por toda la habitación, su hija estaba sola, no tenía nada en sus manos, ningún móvil o aparato electrónico, y logró entender.
- Tranquila, amor; estarás bien; puedes mirar, ya la depresión se marchó, ya llego mamá.
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