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Detrás del arco


“Manos de mantequilla, ese peladito es muy pequeño para ser arquero” dice un abuelo de un compañero de la escuela de fútbol donde pertenece Pablo. Con lo que no contaba, era que la mujer que estaba a su lado, era la mamá del “arquerito”, como él lo llamaba.




La primera vez que Pablo, perteneció a un equipo de fútbol, fue a la edad de dos años, las ansias de que pateara una pelota, eran muchas; caso perdido, íbamos a la cancha de Rene Higuita en Castilla, a verlo jugar con la arena de la cancha, al principio el profe nos comentaba, que era normal, que era un entrenamiento lúdico, de empezar con el amor a la pelota, pero la verdad después de casi 10 entrenamientos, nos rendimos; pero era hermosos verlo con su camisa de Soccer City, que le llegaba a las rodillas y una pantaloneta que le llegaba a las costillas, era una cosita divina. Juanes, su primo mayor, le regalo unos guantes usados de arquero, creo que desde ahí nació el amor por el arco.




Después del fracaso de amor por la pelota, le dimos la oportunidad al bicicrós, deporte que amo y ama con locura, donde era arriesgado, dramático y feliz, por cuestiones de logística y económicas, no pudo continuar, pero era tanta la necesidad de descargar energía que afortunadamente llegamos a Envigado a una hermosa casa y con cancha al lado; realizamos la documentación pertinente para ingresarlo a la escuelita, ya un poco más serio, un uniforme a su medida, y unas ganas enormes de correr, siempre dispuesto a defender el arco; quizás la sangre de arquero que tiene por su abuelo Jorge y tío Juan, halan más que las ganas de ser el goleador del equipo.Inicio sus entrenamientos por desgracia nuestra o fortuna, aun no lo sabemos entender, con un profesor, que no sabía de metodologías, no se aprendía los nombres de los niños, no sabía de pedagogía, sin embargo resistimos un año y medio, de gritos, de ofuscación, desespero, quizás en ese momento culpamos a su diagnóstico de TDHA, no se quedaba quieto, no respondía a los ejercicios y demás, pero no había motivo alguno para humillarlos en entrenamiento, gritarles y muchas veces ignorarlos. Pablo, resistió un año y medio en esa Escuela, porque a pesar de su sufrimiento por hacer las cosas bien, para no ganarse un regaño no quería que lo sacáramos. Pero siempre hay una gota que derrama el vaso, y fue en un partido en la cancha de San Rafael. Pablo siempre defendió la arquería con orgullo, pero ese día no tuvo la oportunidad, con uno menos, El profe decidió que él no taparía, y en su lugar estaba un compañerito que no tenía idea, él niño sabia era defender. En fin, Pablo, paso los minutos sentado en la cancha llorando, todos los papas no entendían que sucedía, los papas le decían al profe que lo metiera, que había uno menos, pero él se resistió, al final en los últimos cinco minutos, ingreso pablo, se limpió las lágrimas con sus guantes y demostró porque era enamorado de ese arco, tapo tres pelotas, hubo aplausos, gritos de alegría, sin embargo el pitazo final sonó, y salieron derrotados. A todos nos pareció una injusticia lo que ese domingo hizo el profe con Pablo, “Papá, yo siendo usted, lo meto a otro equipo, Pablo tiene futuro” le dijeron a mi esposo. Recuerdo que Salí corriendo a felicitarlo y el lloro, le pregunte al profe ¿Por qué? , “mamá el árbitro me dijo que no lo podía poner a jugar porque estaba muy grande”, ahhh… mi esposo al escuchar eso, se fue para donde el juez el cual le contesto “eso es mentiras, si es del 2012 no tiene ningún problema”, David se ofuscó tanto, que juro cambiarlo de equipo. Hubo lágrimas, desesperanza, ira, odio, frustración no se imaginan cuando dolor había en nuestros corazones, quizás algún día nos den la oportunidad de entender que paso ese día.


Siguiente equipo, San Lorenzo, Pablo estaba Feliz porque en esa cancha pequeño, acompañaba a papá a jugar, era una cancha enorme, bonita y llena de recuerdos hermosos, David se veía feliz, viendo a su pequeño jugar en la misma cancha, la verdad era un sentimiento tan bonito verlo correr detrás de la pelota en el mismo lugar que su papá, que en algunas oportunidades llore, pero acá solo estuvo dos meses, por ser fin de año.


Este año fue premiado por una beca para estar en Margos, gracias a Juan Carlos, el negro que ayudo a que Pablo encontrara un equipo donde es feliz, admirado y lo más importante valorado. Lo acepta tal cual es, distraído, desconcentrado y lo corrigen con amor y paciencia, le ayudan a ser mejor persona, tiene unos profes maravillosos, que admiro, y agradezco por lo que hacen con Pablo.Pero no todo es color de rosa, no saben la angustia tan grande que es verlo ahí parado debajo de esos tres palos, defendiéndolo con el alma y sobre todo con el corazón, porque para los que conocen a Pablo, saben que es así, el llora y sufre con un gol, se esfuerza y da lo mejor de sí, es una lucha constante por concentrarse, por no rendirse, por sentir seguridad. Pero no falta el metido, que sin saber las angustias, temores y demonios, que tiene los niños, gritan como si fuera director técnico. En el primer parido que tuvo Pablo, con el equipo Margos, no fue con su categoría, fue con una mayor, orgullosa porque notaron su potencial, con la frente en alto lo llevamos, mas nervios que ganas, más responsabilidad que deseo. Ahí estaba firme, con su camiseta de nacional y guantes rotos del uso, y pelotas atrapadas. Ese día escuche de primera mano “Manos de mantequilla, ese peladito es muy pequeño para ser arquero” dice el abuelo de un compañero del mismo equipo de Pablo, no lo podía creer, y continuaba “no sabe tapar, no sabe de técnicas, el arco le queda grande, yo fui arquero y así no se hace” no sabía cómo controlarme, quería meterle un calvazo, gritarle que era un hijo de puta, pero no podía, no debía hacerlo, le mande una mirada fulminante, me acerque y le dije “hola, yo soy la mama de Pablo el Arquero, le pido el favor que respete el trabajo de mi hijo, usted no sabe con qué dificultades está ahí parado, dándolo todo por el equipo, si usted quiere gritarle a alguien que no sea mi hijo, por favor, además si quiere entrenar arqueros monte escuela, y de una vez le digo que es una categoría menos, y por favor cállese”, lo mire a los ojos, diciéndole… solo mi memoria sabe lo que le dije con la mirada, el nuero se acercó y me dijo “disculpe, de verdad mamá él siempre nos hace meter en problemas con esa boca que tiene”, le conteste “no lo saque o sáquelo con bozal”, después de eso, Pablo se lució, brinco, tapo, salió del arco, tapo como nunca. Al finalizar el partido 3- 1 ganando, se acercó el abuelo y me dice, “disculpe tiene un buen futuro Pablo”, lo mire, le dije gracias, Dios ese día se encargó de cerrar bocas.Ese día se me acerco la mamá de Quiceno uno de los mejores jugadores de esa categoría, “Mamá ser la mamá del arquero es muy difícil, todos dicen que es culpa de ellos si hacen gol, pero cuando se los tapa todos, la figura es el compañero que metió el gol” “Exacto” conteste.Desde ese día entendí que estar detrás del arco, es una de las cosas más difíciles de ser la mamá de Pablo, es como digo vulgarmente, apretar culo todo el partido, para que no lleguen, para que el que patee sea pate cumbia o bizco, rogar a Dios que no cometan falta y que se concentre. Ser la mama del arquero del equipo es escuchar juzgar, criticar, y a veces insultar a tu hijo, pero también escuchar los gritos de “Tenemos un arquerazo… eso pablo… buena esa pablo… que hijodeputa tapada… cuidado que el arquero saca duro” a uno se le llena el pecho de orgullo y el corazón de alegría, pero lo más bonito es verlo feliz, orgulloso y empoderado de lo que hace, verlo crecer como deportista, y manejando las emociones que no es fácil. Le ruego a Dios, a la vida, a los ángeles, que llegue tan lejos como pueda volar, que siempre recuerde lo importante de amar lo que se hace, y que cada que tape una pelota se dé cuenta que él puede, que sabe y que es capaz. Que siempre quiera aprender, dejarse aconsejar y recuerde siempre como vibro su corazón su primer gol como arquero de arco a arco, y aunque ese día perdieron, él solo recuerda la emoción de haber cumplido un sueño. Ser mamá de Arquero es duro, es difícil pero es lo más gratificante y emocionante del mundo. Ruego a Dios que siempre sienta esas cosquillas en la panza, al entrar a la cancha, que sus manos sean poderosas, y su mente siempre esté dispuesta a aprender de los errores.







Mis  Garabatos
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Tres hombres, tres seres únicos e irrepetibles. Cada uno con una personalidad arrolladora.

Cuando teníamos solo a Pablo, creíamos que no podríamos amar igual, pero con la llegada de otros dos, entendimos que el amor sigue intacto por él.

Que Emilio y Joaquín; también tienen un lugar privilegiado en nuestros corazones, y que el amor es tan grande que se puede mil veces multiplicar, sumar, pero nunca dividir.

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