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Mi hijo también tiene TDAH


Pablo, pablo, pabloooo, PABLOOOOO… así es siempre en esta casa, cuando llamo a Pablo; aún no he podido entender en medio de mi ignorancia como tratar a un niño Diagnosticado con TDAH. No he podido entender a Pablo y su diagnóstico, se me dificulta saber que su cerebro, sus pensamientos y lógica sea diferente, no ha sido fácil, lo he intentado muchas veces y sé que la que está mal soy yo y no él.


Durante su corta vida, notaba conductas diferentes en Pablo, pero como era mi único hijo, creía que era normal, despistado, debía darle indicaciones mil veces para que lograra terminar con una orden, inquieto, demasiado extrovertido, se montaba por todas partes, nunca podía quedarse quieto, cambios de humor repentino, se dejaba golpear de otros niños, picos de alegría demasiado altos, y tristezas profundas, pero para nosotros era normal, es un niño. Sin embargo las quejas, las llamadas de atención, llegaron cuando inició sus estudios.


“Mamá, Pablo es demasiado despistado, se le dificulta obedecer”, me comenta la profe en la primera entrega de notas, “¿Pero cómo le va académicamente?” Pregunte, “Muy bien, mamá realiza todas las actividades, aunque la mayoría de veces las hace rápido para salir a jugar, el niño ha pasado por alguna situación, algún problema, porque su comportamiento es de analizar” me dijo la profe; dije no con mi cabeza, agradecí, y Salí con el corazón roto, pensando que la profesora lo que no tenía era paciencia para él, echándole la culpa a sus años, a la cantidad de niños, porque para ese momento mi hijo era simplemente un niño inquieto.



Dos meses después… “me comunica por favor con la mamá del niños Pablo Restrepo” al otro lado del teléfono, “con ella” conteste, “mamá con la profesora de Pablo, necesito que venga y hablemos porque me tiene preocupada la atención de Pablo”, “Está bien” colgué, y pensé… pobrecita, si me desespero con tres, como será ella que tiene como 20. Asistí a la cita acordada, hablamos muchas cosas, le conté que tenía nuevos hermanos y que quizás me había alejado un poco de él, dejo de ser el centro de atracción en todos los lugares, cambio de casa, en fin empecé a sacar miles de disculpas para justificar la conducta de Pablo, y para ese año nos mandaron a psicología, para tratar de entender que estaba pasando.


Para la psicóloga de la EPS, su falta de concentración se debía a los cambios tan bruscos que había tenido en tan corto tiempo, cambio de casa, nuevos hermanos, alejado de la familia materna, y además logramos entender que Pablo, se dejaba manipular muy fácil de los demás niños, porque como eran pares, la creía más a los niños, que a sus padres; sucedía algo muy particular, él sabía realizar muchas cosas que muchos niños a la edad que el tenia, no eran capaces, pero si otro le decía que no era capaz, él se bloqueaba y se le olvidaba por completo. Su autoestima quedaba en el suelo, y su cerebro bloqueaba lo aprendido, cosas como; amarrarse los cordones, contar en secuencia, saber los colores, palabras en inglés; entonces ese tipo de cosas, hacían que la paciencia se agotara, porque al repasar, estaba segura que lo sabía, de un momento a otro ya no lo recordaba y por más que lo intentara, era imposible. Llegamos a un acuerdo con la psicóloga de la EPS, y era hacer la famosa cartelera de caritas felices y tristes, con premios y consecuencias, que iban desde ver tv, hasta 4 minutos sentados en la silla de reflexión… pero con Pablo, no funciono, fueron solo tres días emocionado por obtener caritas felices, no le importaba nunca las tristes, después no presto atención.



Con la psicopedagoga, quedamos en darle más tiempo de calidad y tratar de involucrarlo más a las cosas de la casa, cosa que fue difícil con dos bebes pidiendo teta, cada dos horas, pero lo hacíamos. “Mamá, no fue muy notorio el cambio de Pablo, pero él es un niño muy inteligente, es de los primeros que aprende lo que explico, pero sale corriendo a jugar, se le sigue dificultando el tema de las ordenes, y todos sus amiguitos lo escogieron como el mejor compañero de clase, es el único que es amigos de todos, los felicito por esa nobleza y humildad que tiene su hijo”. Me dijo la profe en la última entrega de notas de Jardín. Salimos con el pecho en alto, para mí era más importante el reconocimiento que le hicieron sus compañeros, a las recomendaciones de la profe, estaba orgullosa de mi garabato.


Inicio de transición “Mamá, debemos de sacar cita con la psicopedagoga de nuevo, porque Pablo se distrae con facilidad” me dice la nueva docente. Otra vez lo mismo, para mí era un niño normal, que era inquieto, arriesgado, atrevido, y desobediente. Con la psicopedagoga se realizaron varias estrategias, que no funcionaron. Ella nos habló del TDHA, Trastorno de déficit de atención con hiperactividad, y nos sembró la duda, que después resolvimos con una neuróloga. No niego que tenía miedo de la respuesta de las pruebas realizadas, dieran positivo, y no miedo por él, miedo por mí, “Papas, les cuento que Pablo, da positivo para TDHA, desde que ingresaron realizamos una serie de pruebas, donde nos arroja que su diagnóstico es TDHA, ¿lo conocen?”. Los ojos se me encharcaron, pero porque me sentía mal, por los gritos, los castigos y pelas, fueron solo porque no lo entendía, y miedo a continuar con su crianza porque ahora entendía que pasaba por su cabeza. La doctora, hablo de medicarlo, aunque no estamos en contra del medicamento, nuestro proceso primero será de terapias, de tratar de entenderlo siempre y saber que su cerebro, sus pensamiento e imaginación es inigualable.


Ahora andamos con Pablo, en tres terapias diferentes, cada una lenta pero con una mente positiva quedara frutos, tratando de cambiar el chip como familia, porque no es fácil, al menos para mí no lo es, no por su condición, si no por mi malgenio e impaciencia. Toda esta situación me ha ayudado, pero a veces la sigo cagando, cuando mi paciencia no da más. Y quizás nos tome mucho tiempo en entender, comprender y saber cómo manejar esta situación, pero él, todo vale la pena. Me atreví a escribir sobre la intimidad de Pablo, porque estoy mamada, que la gente juzgue, critique, se atreva a dar consejos cuando nadie los ha invitado. No pretendo que entiendan a mi hijo, no pretendo que lo amen, con nuestro amor basta, solo quiero que entiendan que él es especial, que es un niño que vale más por su corazón que por lo que sabe, que lo amamos con su TDHA, que lo amamos con su asma, con sus brincos por todos lados, por sus besos inesperados, y no necesita de la aprobación de nadie. Solo pido respeto, por él.



Muchas veces he querido salir de fiestas, de visitas, de parques, porque lo miran, y me han dicho, “Mujer contrólalo”, otras veces no aguanto que nadie lo regañe, ni siquiera la familia, aparte de que es un niño; él necesita ser feliz, y para él es muy difícil encontrar algo que le cause placer, porque no produce dopamina, que es lo que hace que los seres seamos felices, su pequeño organismo no lo hace. Por eso necesita estar en constante movimiento para poder encontrar algo que le apasione. Pablo, no podrá concentrarse como los demás, nunca pintara sin salirse de la raya, no doblara su ropa a la perfección, podrá brincar en la cama hasta viejo, y sé que la tristeza se notara, cuando mi egoísmo y frustración, por su desobediencia salga en forma de lágrimas; pero amo lo que es, amo que sus amigos del colegio lo reciban con cartas, regalos abrazos y gritos de felicidad, después de su hospitalización, amo que sus vecinos lo llamen a jugar, amo que su sensibilidad sea tan alta, amo sus ocurrencias y su forma de ver la vida, amo cada pico de felicidad y amo cuando puedo estar a su lado en los picos de tristeza; como me dijeron la semana pasada y lo copio, “por mi hijo lo que sea”. Y para poder entender lo que pasa por su cabeza, debo primero entenderme; y por nada del mundo cambiara lo que es, nunca cambiara su nobleza porque pinte bien, ni cambiaría su humildad por que leyera de corrido, y mucho menos sus picos de felicidad, por momentos de calma, porque si Dios, hizo que Pablo fuera Especial, debo ser una mamá especial. Por eso cuando Pablo, brinque y estés a su lado, y quieras enloquecer, y regañarlo, primero piensa que es feliz, y contágiese de esa felicidad, y si no es capaz; pues no nos vuelva a invitar.


Mis  Garabatos
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Tres hombres, tres seres únicos e irrepetibles. Cada uno con una personalidad arrolladora.

Cuando teníamos solo a Pablo, creíamos que no podríamos amar igual, pero con la llegada de otros dos, entendimos que el amor sigue intacto por él.

Que Emilio y Joaquín; también tienen un lugar privilegiado en nuestros corazones, y que el amor es tan grande que se puede mil veces multiplicar, sumar, pero nunca dividir.

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