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Lo que ha sido para mí, ser la ahijada de René Higuita

Fui criada en el barrio Castilla, ese barrio innombrable por muchos años, señalado de los más peligrosos de Medellín, el barrio que salía en las noticias por sus muertos, masacres y hasta bombas. Pero cada casa tenía su mundo, sus risas, tristezas e historias. En mi casa por ejemplo, no vivimos la guerra de primera mano, aunque mis primos vieron amigos morir y perderse, nunca la violencia entro a nuestra casa, somos más que afortunados.


En ese barrio también se crió ese peladito gomoso por el fútbol, ese que le decía a mi abuela Oliva, que despertara a mi papá, porque tenían que entrenar. Y claro como mi papá también es gomoso por el fútbol, ni corto ni perezoso, salían. Lo que sé de esa historia de los inicios del que llegaría a ser el mejor del mundo; es que René pertenecía a un equipo y era delantero, que metía muchos goles, pero tenían un arquero muy regular; mi papá cuenta que un día se le acerca Martín Villa un compañero y le dice “Profe, ponga a tapar a René, que él, en la escuela Alejo Pimienta se pone de arquero y tapa todo lo que le tiran”; y como mi papá es arquero, le hizo la propuesta e inicio los entrenamientos, siendo el arquero de la selección de la escuela Liborio Mejía. Y en la cancha de Castilla se empezó a ver a dos arqueros entrenar los sábados en la mañana, dos arqueros que se volvieron amigos y más tarde compadres.



El 25 de diciembre de 1989, fui bautizada en la iglesia del barrio, San Judas; y debo de recordar ese momento por la cantidad de fotos que hay, o simplemente porque evoco el sentimiento que tenía ese día; tenía tres años, muy mamona, muy grande para ser bautizada, pero para esa época quien sería mi padrino no tenía agenda, y había que esperarlo. La iglesia estaba llena, repleta de gente, y no era preciso por mí, era porque querían ver a Higuita, había cámaras por todas partes, abrazos para René, todo era para René, y claro sentía enojo, rabia y envidia, porque no era el centro de atención. Pero eso no importaba, ya era su ahijada… ¿pero se imaginan la cantidad de ahijados que debe tener?... Y en la fiesta, hubo que cerrar la puerta de la casa, para evitar la gente ¿y adivinen? Las fotos de mi bautizo son de los invitados con René. Para la edad que tenía, no sabía que pasaba; pero si recuerdo mucho a Magnolia su esposa, que mujer tan linda, y sobaba su barriga porque estaban esperando su primer hijo, Andrés. “Leidy, hágame el favor y se deja cargar para la foto” decía mi mamá, pero me dio síndrome de festejada, no quería absolutamente nada. Después de todo el festejo que hubo, volvió la calma a casa. No éramos importantes, porque ya no estaba René.



“Mira lo que te traje” me dice René, creo que para ese tiempo venia de España, era una muñeca hermosa, calva, lloraba y parpadeaba; ahora me creía mucho porque tenía una súper muñeca; pero en las visitas el que más disfrutaba a René era mi hermano Juan, a él cada que lo veía eran guantes, buzos y balones, él también amaba el arco, se complementaban, jugaban, se reían y aún seguía sin entender, porque cada que llegaba ese mechudo, la gente parecía que se orinaba a góticas. Hasta que lo vi por televisión, ahí si la cosa cambio, además ya estaba como grandecita. Entonces también empecé a estirar pescuezo, porque era la ahijada de uno de los mejores arqueros del mundo.



“Tan boba, cuente, cuente diga que si es verdad, que no estoy chicaneando” me decían mis primos, cuando hablaban de fútbol y terminaban contando que era ahijada de él. La verdad a mi me daba como pena, hasta grande me da como pena, porque no he sido muy allegada a él. Lo que se de él, es por mi papá, la televisión y los chismes. Pero llego un momento en que verlo por TV, escuchar los premios, las copas y sus victorias me alegraban el corazón, y lo admiraba en silencio, aunque cada que lo veía se me paralizara el corazón porque entendía que era un gran ser, el ídolo de la mayoría de personas que conocía, era muy teso ver como mis primos, hermano, amigos y compañeros hablaban de lo que él hacía, y querían ser como él, y saber que él, lo soñó, lucho y logro me hacían admirarlo.


Cuando llegaba a mi casa, aunque no hablara mucho con él, porque era una niña y no sabía que temas tocar, me daba alegría saber que al volver a su barrio, aun recordaba donde vivíamos y nos visitaba, no perdía su humildad, recuerdo que era un gran festín para él, los frijoles rancheros de mi mamá y el dulce de victoria de mi abuela, hablaban, conversaban y me parecía increíble que ese que mostraban en las noticias estuviera en mi casa, comiendo en mi mesa y que fuera mi padrino. A medida que iba creciendo me gustaba menos que la gente supiera que era mi padrino, porque todos querían conocerlo, autógrafos, llamadas y demás, el problema era que había dejado de ser cercana, por la separación de mis papas.



Ahora el tema de ser la ahijada de René Higuita, era vetado para mí. Me incomodaba mucho que la gente supiera, hiciera preguntas y no saber que responder. ¡Ah!, pero era vetado, hasta que iba hacer la visita a mi casa, creo que fue así que me dijo: “Leidy, vámonos para celebrar el día de la mujer y su cumple”; para ese día mi mamá, ya había dado el permiso, me había comprado ropa nueva y había empacado en la maletica una muda de ropa y una pijama. La verdad le he tenido como pena, pero cuando me monte a ese carro, ¡wuau! ahora era la más, me creía prácticamente la reina, era un carro vinotinto, se le podía abrir una parte del techo y cuando Magnolia me explico cómo se bajaban las ventanas morí de la emoción. Recogimos ese día, a Carolina su hija y a Taty, quien era su hermana y mi amiga en el colegio.


Pero ahí no terminaba mi asombro, nos bajamos en Mimos de la Avenida el Poblado,

al parecer no camina, levitaba, porque estaba con Higuita y todo el mundo​​ me miraba, me falto saludar como reina ese día, al probar ese mimo morí de la emoción, pues estaba acostumbra a las paletas que vendían en las casas del barrio, estaba feliz, conociendo una parte de la ciudad que no sabía que existía y con mi mejor amiga al lado. Taty, estaba más acostumbrada a esas cosas, porque eran muy cercanos, pero yo no salía de mi asombro… y ahora cuando entramos a la casa, me quería morir era gigante, tenía piscina, garaje, manga, muchas habitaciones, tres pisos, un comedor en vidrio la cosa más hermosa y un nevecón. Para mí todo era espectacular, no sabía que uno podía tener una sala de tv, la sala era gigante con un sillón negro en cuero que rodeaba una esquina y un tv enorme, la verdad que experiencia tan chimba fue ir a la casa de René, las atenciones no podrían ser mejor, Magnolia nos alcahueteaba con lo que queríamos. Magnolia me dice: “Niñas, me hacen el favor de subirle estos jugos a René” Claro, conteste. La habitación de ellos era en el tercer piso, con un balcón que daba la vista a la piscina. Cuando entre ahí estaba acostado, con una compañía que sería mi amor platónico por mucho tiempo, René me presento como su ahijada, él se sonrió dijo “que linda” me dio un abrazo y un beso, morí lentamente, era un hombre espectacular recuerdo mucho esas cejas tupidas y esos ojitos. Pero no sabía de quien se trataba, solo sabía que me había enamorado a los 12 años de un amigo de mi padrino. Al terminar la tarde escuche a Magnolia decir “que estés muy bien Juan Pablo”; y en mente quedo su nombre, su mirada y su beso; Juro que hasta hoy lo recuerdo.


Regrese a casa, con miles de historias asombrosas y con una historia de amor que contarle a mi mamá, ella me escuchaba y se reía, “Ma, es hermoso y me dio un beso”, “Por Dios, Leidy quien era”, “Má no sé, solo sé que se llama Juan Pablo, es amigo de René y es lo más lindo que he visto”… y por supuesto que lo volví a ver, “Mami, corra Juan Pablo, está en la televisión, está en un partido”, mi mamá y mi hermano llegaron al cuarto donde estaba y Juan me dice en su voz burlona “pobre lagaña, enamorada de Juan Pablo Ángel”.


Después de eso, fueron muchos años sin ver a René, y cuando lo volví a ver, me partió el corazón, estaba en la última pieza de una casa del barrio, con la camisa de la selección Colombia, y con los ojos inundados de lágrimas, porque su mejor amigo Alex, estaba en un ataúd, se lo habían quitado. Ese día no hable, simplemente nos abrazamos y podía sentir su tristeza e impotencia, na iba bien para René, es esa época. Después fui a visitarlo a una clínica, tenía toxoplasmosis, Luego lo volví a ver en la terraza de mi casa, gracias a Dios no se le olvida donde vive mi familia, y la última vez, fue cuando fuimos a guarne a visitarlo, para ese entonces mi esposo era mi novio, y estaba feliz porque iba a conocerlo, David es un fanático al fútbol y al conocerlo no pudo evitar las lágrimas, lo abrazo y expreso su admiración; nos enseñó su casa y quede impresionada, cuando me mostro el montón de cartas, regalos, pancartas que los admiradores le mandaban, uno tiene que ser muy bueno en esta vida, para que lo quieran tanto y de hecho lo es; he vivido en carne propia como mi hijo que es arquero también, busca videos, busca su historia y quiere ser como él. Sueña con conocerlo, Pablo dice que le va hacer un gol, y que le va a tapar uno a él con el escorpión, Dios quiera que la vida le dé a Pablo la oportunidad no solo de conocer lo famoso y los triunfos que ha tenido, Dios permita que aprenda más de la humildad que siempre lo ha caracterizado. No ha sido fácil ser la ahijada de un famoso, porque, la mayoría de gente no te cree, se burla de ti y cuando te empiezan a preguntar y no sabes que responder quedas como un culo; pero hoy mi corazón está tranquilo y mi admiración por él firme, porque hace poco para su cumpleaños le escribí y recordó quién soy.



Mis  Garabatos
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Tres hombres, tres seres únicos e irrepetibles. Cada uno con una personalidad arrolladora.

Cuando teníamos solo a Pablo, creíamos que no podríamos amar igual, pero con la llegada de otros dos, entendimos que el amor sigue intacto por él.

Que Emilio y Joaquín; también tienen un lugar privilegiado en nuestros corazones, y que el amor es tan grande que se puede mil veces multiplicar, sumar, pero nunca dividir.

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