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“¿Usted fue que se comió un cura, o qué?”

“Paciente Pablo Restrepo, seis años, viene trasladado de la Las Vegas, viene para UCI”, dice la doctora, que ayudo a su traslado. Me tomo por sorpresa que dijera UCI; respire profundo, trague saliva y ánimo, que todo estará bien, me dije y le dije a Pablo. Él estaba muy angustiado, fue una crisis muy dura, hubo mareo, labios morados y una ansiedad muy profunda. Cuando lo lleve a urgencias pensé que era una crisis más que manejaríamos con salbutamon, beclometasona y una que otra nebulización; pero su saturación dio 85, estaba mal.


Ese día conocí un amigo aliado llamado Venturi, es un sistema que ayuda a respirar mejor, tiene unas escalas de flujo, las cuales ayudan a la oxigenación del cerebro. En urgencias intentaron que su saturación estuviera bien, pero todos los esfuerzos del terapeuta y el pediatra Consuegra, fueron en vano. Debería de trasladarse a un hospital de tercer nivel. Para ese momento tenía el Venturi color verde que tiene un flujo del 35%.


Positivo para Neumonía, cuatro días hospitalizado en UCI de la clínica El Rosario, una atención impecable, un dolor incalculable en el corazón, pero con la fé puesta que saldríamos victoriosos como siempre, la logística para esos cuatro eternos días, fue fácil, aunque debo de admitir que el que llevo los platos rotos fue David, que hombre para amar a sus hijos, que hombre para mostrar firmeza, paciencia y amor. A mí me correspondía organizar, los melloz, llevarlos a la guardería, y recibirle a David a eso de las 8:30 de la mañana, para él trabajar, gracias a sus compañeros de trabajo podía entrar dos horas y media tarde, me quedaba con Pablo en la mañana hasta las tres de la tarde, que David salía y me recibía, la parte dura la hacía David quedarse con él en la noche, intentar dormir y descansar en un sillón más bien incomodo, y al otro día como si nada lo hubiera perturbado, a trabajar. Esa fue nuestra logística por los cuatro días que fuimos huéspedes de UCI. “Pablo, lograste respirar sin ayuda, nos vamos para la casa” dice la doctora. La dicha fue mucha; pero no duro lo que toda felicidad y alegría debería de durar.


“Pablo, está seguro que empaco todo… después no me diga que le quedaron las gafas” le dije en tono regaño, teníamos todo preparado para irnos de paseo a San Jerónimo, con toda la familia, las maletas, las ganas todo estaba listo…11:00 pm: “Mamá me haces un rescate por favor, me siento mal”… medí saturación 89, inicie rescate. 2:45 am “David, tenemos que llevar a Pablo a urgencias, llevo dos rescates y no tiene mejoría, se está mareando y tiene los labios morados” cuando termine de decirle a David, él ya estaba de pie, y Pablo solo decía “El paseo”.


“Amor, cómo va el niño”, “Ahora te llamo que estoy con la doctora” me dijo y colgó… ya la angustia y la ansiedad me invadían. “Amor de nuevo tiene una crisis muy grande, le colocaron oxígeno y estamos esperando resultados de exámenes y radiografía, paciencia que esto va para largo”… “Vayan al paseo, tranquilos que si algo después caemos” le dije a mi mamá en una llamada; “Pues, como se le ocurre se cancela el paseo y ya” me dijo “Esta loca o que, si fuera que se quedaran y se aliviara Pablo, se quedan pero no se puede hacer nada, por favor vayan”; “Entonces ¿me presta los niños?” “Ma, muy loca no disfruta por estar pendiente, además pasaron también una mala noche, vaya tranquila que les aviso, cualquier cosa” colgué.


“Amor, están buscando hospital de tercer nivel para Pablo, le colocaron Venturi, naranja y no quiere responder bien” me dice David en una nota de voz. Averigüe inmediatamente en internet, y me entere que es el nivel más alto de flujo que es el 50%, si hace quince días tenía 35% y lo dejaron en UCI, ¿Qué pasará esta vez? Me pregunte y empecé a pedirle a Dios, la Vida, a los ángeles que nos diera suficiente valor para afrontar todo lo que conlleva tener los hijos enfermos.



“Amor, vamos de nuevo para Clínica EL Rosario, para UCI” agrega horas después al chat. “Amor, pablo lo conectaron a un respirador mecánico, porque los pulmones no están haciendo su trabajo bien” me cuenta David; para ese momento quería salir corriendo a brazos de Pablo y decirle que todo estaría bien, pero en casa habían dos criaturitas dependiendo de mí. Ahora nuestro mejor amigo sería un ventilador mecánico marca Dräger. Ese fin de semana David se quedó al borde del cañón con Pablo, ese hombre parece que fuera de roble, hierro, no quiso descansar, me decía “quédate mejor con los melloz, acá estamos bien”, las ganas que tenia de abrazar a Pablo, de hablarle eran muchas pero ni modo, los padres debemos estar donde nos necesitan y mi deber era estar con ellos, porque Pablo estaba más que bien.


Martes, en la mañana… “Emilio Restrepo” es llamado desde el cubículo de triage, “Hola mamá, cuéntame que le pasa a este chico” dice el APH; “No lo he podido sacar de la crisis” conteste. “ok, mamá, llamamos a la doctora para que lo revise porque su saturación esta baja”… iniciaron oxígeno y nebulizaciones… “Mamá, este nene va a quedar hospitalizado porque tiene una crisis grandecita”, me dice la doctora, “Doc, hay posibilidad de que sea en casa, ¿cómo la última vez?... lo que pasa es que tengo al mayor en UCI de la clínica el Rosario.” Ella me mira, suspiro y me dice “Claro que si mamá”.


Ahora la logística había realizado un giro inesperado, éramos dos para tres hijos, dos hospitalizados y uno con una crisis que se podía manejar desde casa. Pero gracias a Dios y a la vida, que aun puedo contar con mi mamá, ese ser que sin pensarlo, sin dudarlo está ahí 24 / 7, para lo que podamos necesitar, ahora la ansiedad de poder abrazar a Pablo, era cada vez más dura, porque debía quedarme con los dos garabatos repetidos, porque aunque Pablo estuviera muy mal, luchando a diario para respirar y no depender del ventilador, debía quedarme en casa con ellos, ayudarlos a salir de la crisis. Pero en ese momento ni yo sabía dónde tenía el corazón, no sabía que el alma doliera por partes, porque es difícil tener los hijos enfermos, es duro, pero no estar con ellos es más que duro, y aunque siempre estuve positiva, animada y con mi fé intacta, de que Pablo salía de esta, tenía mis momentos de dolor, angustia, y miedo. Porque si mi luchador incansable no respondía, el siguiente pasó era inducir el coma y entubarlo.



La verdad que semana tan dura, levantadas cada cuatro horas para hacer nebulizaciones, una casa por atender, unos hijos por quien dar gracias y pedir por ellos, un esposo admirable, una madre incansable, unas manitas llenas de catéteres, un ventilador dando vida, noches en vela, abrazos infinitos, video llamadas, nuestras mejores aliadas y buenas noches a distancia.


“Mamá, Emilio necesita el oxígeno 24 horas, su saturación no mejora; si él sigue así debemos de llevarlo a un hospital, pero para eso esperemos un poco, porque el antibiótico es fuerte y eso debe de ayudarle” Me dice la doctora de salud en casa. Esa noche fue muy dura, Joaquín entro en crisis, se podían escuchar las sibilancias, solo pensaba en que todo estaba bien, no podía desesperarme, inicie rescate; “Doctora, que pena me podría revisar a Joaquín, para saber si debo de ir con él a urgencias, o puedo seguir manejando la crisis en casa” le dije. “Efectivamente Joaquín está en crisis, pero hagamos algo, como estas sola, y no puedes dejar a este chiqui solito, te mando antibiótico oral, nebulizaciones y dejo en notas que debemos iniciar tratamiento con la terapeuta en la historia de Emilio”; en ese instante se convirtió la doctora Jennifer en un ángel guardián. Ahora eran tres hospitalizados; y entendí que los besos, caricias, abrazos son la mejor medicina, para los hijos y lo mejor no tienen efectos secundarios.


Me suena el celular, cuando miro una foto de Pablo, después de cinco días estaba sin ventilador y de nuevo tenía puesto el Venturi, que hijodeputa felicidad, poco a poco iba cogiendo rumbo a la normalidad de casa; los mellizos en casa también mejoraban; el oxígeno a Emilio le iban mermando paulatinamente con cada visita y Joaquín mermaba sus ronquidos y mocos.


Con toda la situación que estábamos viviendo, inician las llamadas, mensajes, reclamos, preguntas, chismes y lo demás que trae una situación difícil. Sé que las personas que llamaban a preguntar por Pablo, lo hacían desde el corazón, y agradecemos enormemente el acompañamiento que nos dieron, pero toda esta situación me hizo entender, que hay momentos que se debe de tomar distancia, que hay momentos que son íntimos en familia, que hay momentos que se deben de vivir con fé, amor y paciencia, que hay momentos que el silencio vale oro, que hay momentos que no sirve de nada el escuchar todo estará bien. Sé que suena grosero; pero había momentos que rechazaba llamadas, apagaba el celular porque quería estar con ellos y no dejar que nada nos interrumpieran; pero así también hubo personas que ni llamaron, otras que con sus mensajes me alegraban el día; pero otras que definitivamente no pensaron en pensar antes de hablar.


Con esta situación entendí que los seres humanos somos muy imprudentes, y sé a demás que también he cometido unas burradas que por favor disculpen; y aprendí que aunque mi intención nunca ha sido indisponer a nadie, en una situación similar, nunca logramos sentir, ni entender y mucho menos comprender por la situación que estamos pasando. Voy a citar algunas frases, que me hicieron reevaluarme a la hora de hablar:

  • “¿Otra vez enfermos?, hace como dos meses no salen del hospital, que asma, paperas… ya que sigue

  • ¿Otra vez Leidy, tus hijos si se enferman?

  • Que aprendizaje serán el que tienen que hacer ustedes

  • ¿Y qué fue lo que paso?

  • Eso es ese perro

  • Su casa muy linda y todo pero el frío los va a matar

  • ¿Usted fue que se comió un cura o qué?

  • Ah, no que hijodeputa racha la que tienen

  • Deberían de hacerse un baño con ruda

  • Que energías las que tienen que se enferman tanto

  • Las enfermedades respiratorias son falta de amor

  • Leidy ¿usted si los cuida bien?

  • Ya no voy a su casa, por miedo a enfermarme


No les niego que había una respuesta hiriente para cada pregunta, quería mandarlos a todos para la mierda, pero mi mamá, me enseñó a respirar profundo y respetar. Igual aceptaba cada uno de los comentarios, pero creo que debemos ser más respetuosos a la hora de opinar, acerca de la vida de los demás, estos comentarios no se hacen cuando un ser humano, tiene miedo a perder un ser amado, cuando sabes que la persona al otro lado del teléfono está sufriendo; no quiero hacerme la victima quiero hacer un llamado a todos a que a veces nuestra opinión no ayuda afecta, duele, hiere.


Era una situación difícil como familia, mi hijo mayor dependía de un respirador y estaban a punto de inducir un coma para entubarlo y no dejar que muriera, un mello dependía de un tanque de oxígeno y el otro iniciaba una crisis respiratoria que podía empeorar. Pero recordé a mi nana, que a pesar que su vida se iba gastando a una velocidad incalculable siempre respondía “Muy bien gracias a Dios” y entonces opte porque fuera mi respuesta macro, solo las personas que viven cada situación, son en realidad los que sienten el dolor y angustia, los que están al otro lado, ayudan cuando de verdad apoyan desde la oración, los comentarios para después cuando la calma llegue, porque sé que las personas que lo hicieron, no querían causar ese sentimiento en mí, pero en otro contexto hubiese sido mejor. Quince días duros de aprendizajes, angustia, temores y felicidad ver como poco a poco se recuperan y rectificar que son unos verdaderos luchadores. Se preguntaran como estamos ahora, Muy bien gracias a Dios.



Mis  Garabatos
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Tres hombres, tres seres únicos e irrepetibles. Cada uno con una personalidad arrolladora.

Cuando teníamos solo a Pablo, creíamos que no podríamos amar igual, pero con la llegada de otros dos, entendimos que el amor sigue intacto por él.

Que Emilio y Joaquín; también tienen un lugar privilegiado en nuestros corazones, y que el amor es tan grande que se puede mil veces multiplicar, sumar, pero nunca dividir.

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